RECONCILIACIÓN
El hombre mira a la ballena agonizante y comienza a llorar en silencio, acaricia su piel áspera y fría, ya casi sin vida. El hombre acerca su rostro a un ojo de la ballena y le enseña el dolor que siente por ella y después sonríe comprensivo. Comienza a acariciarle la cabeza mientras le susurra todos los viajes por mar que podrían hacer juntos, todas las islas por descubrir, todos los misterios de las tormentas aun por ver. Lentamente la ballena comienza a moverse, muy despacio, de un lado a otro, balanceándose, consigue un leve impulso y retrocede. El hombre sigue hablando de paisajes idílicos, cielos infinitos, lunas gigantes, mientras la ballena empieza a sentir la humedad en su cola, después en su vientre y al final en todo su ser vuelve a llenarse de sal y espuma. Las palabras del hombre la acompañan hasta el último momento, hasta que se pierde en el horizonte, se confunde con las olas y decide dar a la vida otra oportunidad.
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Adolfo González -